Un hecho absolutamente ruin ocurrió en el centro de protección animal de San Bartolomé el pasado 21 de enero. Un cachorro apareció muerto minutos después de ser depositado en las dependencias de la instalación. Que por cierto se negaba a la recogida del cachorro, “porque era fin de semana”.
Este centro que ha sido posible gracias al primer Fondo Estatal de Inversión Local (Feil) por un valor de 1.350.000 € todavía no ha sido inaugurado, aunque desde agosto funciona “semiclandestinamente” por lo que ya ha sido inspeccionado en dos ocasiones por el SEPRONA, concretamente el 25 de octubre del 2010 y el 10 de noviembre de 2010, en esas actas de inspección se constató, por ejemplo que el centro carecía de licencia de apertura, que los perros entraban sin control, que la falta de personal era alarmante y, por tanto, no se daban las mínimas condiciones sanitarias ni de limpieza, que no estaba declarado núcleo zoológico, los animales se habían trasladado pero seguían en situaciones muy semejantes a las de la antigua perrera.
El pasado 21 de enero un cachorro fue abandonado a la puerta del centro en el momento en el que la mujer (que ha denunciado los hechos) y su hijo se encontraban en el lugar para interesarse por otro perro.
Ante esta circunstancia solicitaron a la persona del centro que les atendió que se hiciera cargo del cachorro. Esta persona se identificó como limpiador y les explico que esa decisión no era de su competencia. La denunciante le solicitó que contactara con la persona responsable del centro prestándole su propio móvil a tal efecto. La persona responsable se negó a que el cachorro fuese acogido y anunció que la encargada no volvería hasta el lunes día 24. Tal y como establece la denunciante
“no pudiendo llevarnos el cachorro y no queriendo dejarlo en el peligro de la calle, decidimos introducir al animal entre las barras de la verja del Centro de Protección, por considerar que estaría más protegido que fuera. Simulamos marchar, alejándonos solamente por unos minutos para aparcar a unos 200 metros y caminamos de vuelta al centro a pié, para ver si alguien se había hecho cargo del animal. Yo personalmente vi a un hombre con bigote de unos 50 años, vestido con un mono o uniforme azul y guantes blancos, dirigirse hacia el perro y agacharse por unos momentos sobre el animal. Pero no pude ver con exactitud lo que hacía, aunque seguidamente le vi alejarse, pero sin perro. Al avanzar y acercarme más a la altura de donde se encontraba el perro, me di cuenta de que el animal yacía muerto en un charco de sangre…”
Este es un centro que, según el concejal responsable Antonio Ortiz, iba a convertirse en centro de referencia porque en él, no sólo se iba a recoger a los animales abandonados, tal y como contempla la ordenanza municipal, la cual establece literalmente que “el Ayuntamiento deberá hacerse cargo del animal y retenerlo hasta que sea recuperado o cedido…”, sino que incluiría otras actividades como la adopción, la educación a colegiales, el establecimiento de una colección zoológica, prestación de asistencia veterinaria, escuela de adiestramiento de perros de asistencia, terapias asistidas con animales para ciegos o personas con discapacidades… En definitiva un centro que iba a romper definitivamente con el estigma del maltrato animal institucionalizado que ha caracterizado a este municipio durante tantos años ejemplificado por las abominables instalaciones de la antigua perrera. “La realidad es otra".
Es terrible, vergonzante, a ver si no queda impune.
ResponderEliminarCuando crees que ha llegado un momento en que ya no te sorprenden estas cosas, por todo lo que llevas visto, siempre surge alguien inmundo que te deja perplejo otra vez.
ResponderEliminarMás bajo ya no se pude caer, ASESINOS dentro del mismo centro de "acogida".
Porque era fin de semana.
Pobres animales, les ha tocado un perpetuo Treblinka en este mundo que estamos detrozando los "humanos".