martes, 10 de junio de 2014

Detenidos en Murcia un ganadero y a su hijo por un presunto delito de maltrato animal

El Seprona clausura tres fincas en Bullas en las que halló, en un estado lamentable, un centenar de aves de corral, hurones, perros y caballos a los que alimentaban con patatas fritas | Los detenidos cuentan con atencedentes por hechos similares 

Sin agua, sin un lugar donde refugiarse del sol, con decenas de garrapatas y pulgas comiéndoles la piel, y con un montón de patatas fritas depositadas sobre sus propias heces como único alimento. En este lamentable estado se encontraron agentes de la Guardia Civil, a una veintena de perros y media doncena de caballos en tres fincas de un ganadero de Bullas. Durante la operación, el Seprona detuvo a Blas V. y a su hijo como presuntos autores de un delito contra la protección de los animales domésticos, y precintó -por orden del juzgado Número 2 de Mula- las tres propiedades, dos de ellas ubicadas en el barrio de la Cruz y otra junto a la carretera de El Chaparral de la localidad de Bullas, en las que sus dueños mantenían un centenar de animales en pésimas condiciones. En total, los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Benemérita -junto con personal del Servicio de Sanidad Animal de la Comunidad Autónoma- se encontraron medio centenar de aves de corral, 21 perros, 22 hurones y seis caballos, que han sido recogidos por una protectora de Valladolid a la que se le ha cedido los animales de manera cautelar para que los cuide mientras se desarrolla el proceso.



Tanto los perros -principalmente de razas entrenadas para la caza, como galgos y podencos-, como la media docena de equinos, se encontraban en un estado de extrema delgadez y eran alimentados únicamente con desechos de patatas fritas, que los dueños compraban en una fábrica cercana. Además, algunos canes se hallaban atados, a pleno sol y sin acceso alguno a agua. 

La mayoría estaban infestados de garrapatas y pulgas, y presentaban heridas abiertas. Asimismo, carecían de las correspondientes cartillas sanitarias caninas y no habían sido vacunados contra la rabia. 

El delito de maltrato animal esta tipificado en el artículo 337 del Código Penal que sanciona con hasta un año de prisión e inhabilitación especial de hasta tres años para el ejercicio de oficios o comercios relacionados con los animales, a los que por cualquier medio o procedimiento, maltraten injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su estado físico. 

Cabe destacar que el padre fue detenido en 2011 por este mismo delito. Entonces, el instituto armado descubrió en una granja de su propiedad 125 animales desnutridos. Igualmente, en 2012 y en el marco de la 'Operación Rehala', el hijo fue arrestado tras el desmantelamiento de un refugio ilegal, en el que se inmovilizaron 120 perros también en un estado deplorable. En este caso, sobre él pesa una sentencia firme contra la protección de los animales domésticos, por lo que además se enfrenta a un posible delito de quebrantamiento de condena.



Siete denuncias previas

La operación se produjo tras siete denuncias presentadas meses atrás por protectoras y particulares, en las que se atestiguaban las penosas condiciones en las que se encontraban los animales. Según la abogada de las asociaciones existen también seis informes veterinarios que certificaban la extrema gravedad del estado de los animales. 

«En las denuncias se identificaron unos 60 perros en penosas condiciones. Sin embargo, solo hemos podido rescatar 21. Los vecinos nos han dicho que estos últimos tres días han detectado mucho movimiento, con vehículos entrando y saliendo de la finca transportando animales, por lo que pensamos que alguien ha avisado al dueño de que se iba a intervenir y ha movido los perros a otro sitio», aseguró Raquel López, del despacho DeAnimals.

A escasos metros de la finca, situada en el barrio de la Cruz, y a los pies de una vieja ermita, agentes y miembros de las protectora hallaron, junto a una pila de huesos y calaveras de origen animal, tres cadáveres de perros semienterrados. «Lo que este hombre tiene aquí es lo más parecido a un campo de concentración canino», lamentó un miembro de la protectora Scooby de Valladolid.