jueves, 14 de junio de 2012

Un invidente denuncia trabas y malos tratos a su perra guía en La Gomera

Jesús Damián Martín, vecino de Playa de Santiago (La Gomera), que perdió la vista a los 22 años, denuncia las trabas de las que es objeto y los malos tratos que recibe su perra guía, Quety, y asegura que no se siente apoyado por la sociedad.

El vecino comenta que tanto en Playa de Santiago como en San Sebastián ha sufrido percances de los que ha dado cuenta a las autoridades e interpuesto reclamaciones ante la oficina del consumidor.

Concreta que, entre otros problemas, le han impedido la entrada a establecimientos comerciales con su perra lazarillo, la única que hay en La Gomera, y con la que, según la ley, puede entrar a todos los sitios incluidos hoteles, hospitales, barcos o supermercados.

Jesús y Quety
Jesús Damián Martín también denuncia la falta de sensibilidad por parte de vecinos que echan azufre en lugares por donde pasea con la perra y pide que la gente sea más sociable y comprensiva.

Califica de “muy fuerte” que en pleno siglo XXI no se tenga conciencia de lo que es un perro guía y lamenta que la sociedad no comprenda a las personas con deficiencia visual.

La gente tiene que padecer en propia piel o en su familia la consecuencia de una discapacidad para que entienda y comprenda, afirma.

Jesús Damián Martín perdió la vista en diciembre de 1991 a consecuencia de una diabetes y desde el año siguiente comenzó su lucha para que la ONCE le diera un perro guía, algo que “no es fácil y para lo que hay que pasar por muchas pruebas”.

“Primero tienes que estar bien adiestrado con el bastón, tener una buena orientación y pasar 20 días de pruebas a ver si eres apto para tenerlo”, explica.

Hace dos años le concedieron a Quety (fue él solo a buscarla a Madrid) y afirma que la vida le ha cambiado al cien por cien y “ojalá la hubiera tenido antes; es una compañía y está en todo momento pendiente de mí”, señala.

Jesús Damián Martín vive solo con su perra en su casa de Playa de Santiago, donde se ocupa de todas las labores personales y domesticas, y va a pescar en barco con su hermano “a mano y con tres anzuelos”.

Asegura que tiene una relación “estrechísima” con Quety “ella es mis ojos, es como mi hija, es sociable sobre todo con los niños, cariñosa, tranquila, pacífica y da la vida por mí”, indica.

Quety le guía a todos lados, “si ve un peligro, aunque la obligues no camina” y con ella viaja en guagua, barco y avión.

Jesús Damián Martín afirma que no le gustaría volver a ver el mundo “tal y como está hoy” y sólo pide una compañera para compartir su vida, paz, armonía y comprensión.

Fuente: Diario de Avisos

martes, 12 de junio de 2012

Admitida a trámite la petición de endurecimiento de las penas por maltrato animal presentada en el Congreso por iniciativa popular

La Comisión de Peticiones del Congreso de los Diputados ha admitido a trámite la petición de endurecimiento de las penas por maltrato animal presentada por la Iniciativa Popular No al Maltrato Animal, a la que ha dado traslado a la Comisión de Justicia. 

El pasado 26 de marzo de 2012, tras las 59 manifestaciones simultaneas a las que se unieron mas de 100.000 personas, representantes de la Iniciativa hicieron entrega en el Congreso, de cerca de 400.000 firmas solicitando, en virtud del Derecho de Petición reconocido en la Constitución, un endurecimiento real y efectivo de las penas por maltrato animal contenidas en el Código Penal, así como la adhesión de España a la Convención Europea de Protección de Animales de Compañía, elaborada hace 25 años por el Consejo de Europa y que España, pese a ser miembro de dicho Consejo, aún no ha ratificado.

No al maltrato animal nació como iniciativa popular a través de la unión de ciudadanos anónimos, impotentes de ver como cada día suceden brutales casos de maltrato animal que no son condenados con la gravedad que merecen. 

El detonante fue el conocido caso Schnauzi. Con tan solo dos meses de vida, fue torturado durante más de 11 horas por un individuo, grabándolo en video y publicándolo en Internet.

De acuerdo con las penas previstas en el Código Penal, este sujeto se enfrentaría a una pena máxima de entre 3 y 12 meses de cárcel, por lo que en caso de no tener antecedentes penales, solo tendría que pagar una multa, como viene sucediendo con todos los casos de maltrato animal. Nunca se ha hecho efectiva la entrada en prisión de ningún sujeto condenado por maltrato animal.

El dolor infligido no puede repararse, pero el fin de una pena es también intentar disuadir de la comisión del delito. 

Estos sujetos además son peligrosos para las personas, como así lo demuestran los estudios científicos (el maltrato animal es un signo de alarma psiquiátrica). 

Los ciudadanos españoles seguirán luchando hasta que les escuchen las personas que eligen como sus legítimos representantes en el Poder Legislativo, hasta que recuerden el significado de lo que supone la representación en democracia, y reformen las normas en consideración a lo que la mayoría entiende algo esencial: el respeto por la vida de seres que sufren y padecen a diario el maltrato, como son los animales en España.